| Descripción |
La cratera es uno de los vasos característicos del ajuar del simposio griego, el rito de la bebida en común que reúne a los varones nobles. Servía para mezclar el agua y el vino -pues beber el vino puro se consideraba costumbre de bárbaros-, que luego sería servido en las copas que circulaban de mano en mano entre los simposiastas.
Está decorada, en técnica de figuras rojas, con dos escenas relacionadas con el rito y la fiesta del banquete: en la cara A tres hombres maduros, barbados, y un efebo, que sostienen bastones nudosos en sus manos, componen una escena típica de cortejamiento pederástico. Son los erastai, los amantes, y el erógenos, el amado cortejado por aquéllos. Contrastan la actitud recogida y estática del efebo frente a la actitud dinámica, activa y gesticulante de los que le cortejan, especialmente el personaje central. El ámbito del simposio está sugerido por las coronas de mirto pintadas en blanco que ciñen las cabezas de los personajes, características de los simposiastas, y por su relación con la escena de la cara posterior. Son los comastas que participan en la fiesta en torno al vino, el simposio. El efebo será el premio para el vencedor en el concurso de la danza o el canto. Es éste el lugar ideal, como la palestra, para la seducción y el juego amoroso.
En la cara B tres jóvenes comastas, envueltos en sus himatia y con báculos nudosos, caminan en actitud festiva y con gestos expresivos. Dos de ellos llevan en sus manos un escifo, vaso, junto con copas y crateras, característico del simposio griego. Ciñen sus cabezas con coronas de mirto pintadas en blanco. No hay sugerencia espacial alguna que nos indique el lugar de la acción, pero podemos suponer que se dirigen hacia el lugar del banquete.
Es la cratera de columnas una forma con una larga historia que se remonta al periodo orientalizante (siglo VII a.C.), y que se pone de nuevo de moda en el periodo de apogeo del estilo de figuras rojas. Posiblemente como recuerdo de su remoto origen, conserva dos motivos decorativos tradicionales: sobre el cuello, un friso de capullos de loto entrelazados, muy estilizado, un motivo típico en la decoración de las crateras de columnas; y en el borde, un viejo tema de raigambre y técnica arcaica: en figuras negras un friso de leones afrontados a jabalíes, el viejo motivo del agón, o enfrentamiento, tan popular en la época arcaica.
Es obra esta cratera del llamado por Beazley Pintor de Siracusa 23.510, uno de los pintores que trabajó en el segundo cuarto del siglo V a. C. , en los primeros años del Periodo Clásico.
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